Era la época de alabar a un Dios, cualquier Dios, pero este Dios venía promovido desde le infierno, patrocinado por las llamas y la oscuridad tormentosa, de las más tétricas, las noche de las almas que no han de parar de sufrir nunca…
Eran los tiempos de dejarse mojar los pies con agua del pantano, la que huele terriblemente.
Los momentos de alegrías extrañas sin razón de ser, que surgían por su propia convicción. Tiempos de la libertad de la alegría.
Etapa de los aciertos ya asegurados.
Tiempo de las alegrías aberrantes, cerrar los ojos y respirar agitado tras el escondite.
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era el tiempo de alabar a un dios!
ResponderEliminarpero este venia de las tinieblas!!!
nadie se animo...corrieron y decidieron mejor
unirse al catolicismo
malditos deviles!!!
jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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