Que de por medio diga hola ya es un avance, pero desde entrada no sabe hablar.
Más o menos aquél tuvo (o supo) tener razón, enfermo de hígado.
Que se ahogó en su propia saliva, un día tan maravilloso para sus ojos.
Pomperldondo andaba muy feliz por su palacio, pero evitaba cauteloso las ciénagas.